Ayer asistí al tan prometedor concierto de Serrat y Sabina. Debo aceptar que, pese a mis reservas ante los conciertos en general, cumplió con sus expectativas. Magnífico concierto. Pese a quien le pese, Sabina se llevó el evento. Las canciones de Serrat cantadas por Sabina ganan mucho peso y las canciones de Sabina cantadas por Serrat lo pierden (una especie de juego de suma cero). Uno de los conciertos a los que más ha valido la pena asistir.
Quizá se quedaron con la duda sobre mis reservas ante los conciertos. Bueno, pues me parecen, de cierto modo, un acto de exhibicionismo. Existen las grabaciones en discos, ¿por qué dar un concierto? Esto aplica, sobre todo, a aquellos cantantes que se dedican a cantar las mismas versiones del disco. ¿Pagamos por escuchar el disco en vivo? Un concierto debe traer consigo algo más. Ejemplos: debe permitir bailar, debe permitir un slam, debe contagiar la pasión que transmiten esos gordos que tocan los platillos en un concierto de música clásica... algo. Por eso decidí no asistir a los conciertos de Héroes y de Soda. No hay canciones nuevas y dudo que valga mucho la pena. El "chou" podría valer la pena, pero no soy mucho de "chous".
Cabe reiterar que el de ayer valió la pena: versiones muy buenas de la mayoría de las canciones y la interacción entre dos españoletes de gran talla. Muy divertido.
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(Este texto se publicó originalmente en Animal Gourmet)El 23 de septiembre
pasado el patio central...
Hace 9 años.