Mucho que contar, muy poco tiempo por ahora... Ensenada, objetivamente, fea... pero maravillosa. La gente es amable, es bastante tranquilo, aunque se bifurca en dos Ensenadas: la cotidiana y la "sofisticada". El mundo gastronómico y vinícola no permea a toda la ciudad, permanece un poco oculto y es sólo para un grupo, por lo que he visto... El evento de ayer fue magnífico, un hotelito boutique en una colina del valle... Mucha comida del chef más famoso de Ensenada, mucho vino, mucho todo. Prueben, creo que sí llegan al D.F., los siguientes vinos: Coco (rosado, muy refrescante), Norte 32, Amaro (ese quizá no llegue pues es producción limitada para un particular)... Ícaro, sin duda, pero es es el más caro de la casa. Todos de Sinergi-vt (Sinergia). Antier conocí, en el Manzanilla, azarosamente ¡a Robert Parker (creo, porque se llama de otra manera)! Quien sepa quién es comprenderá mi emoción y la sorpresa de haberlo conocido en este rincón perdido del mundo. Hoy tengo concierto de Jazz en el Rancho el Mogor, de los vinos Mogor Badan. Lo malo es que no puedo beber mucho pues del valle para acá debo manejar en terracería vertiginosa y en carretera... Sólo un par de copas Isabel, lo prometo.
En fin, todo esto y más en un futuro...