Ayer descubrí un gran, gran, graaan pasatiempo. Se trata nada más y nada menos que de la pera de box. Pusieron una pera y un costal en mi gimnasio y decidí inentar, por primera vez en mi vida, pegarle a la pera. Comienza siendo todo un reto coordinar y pegarle más de una vez sin que se vaya de lado -como si alguien en vez de pegarle la hubiera girado- y con ritmo. Después de un rato uno va hallándole el modo y se transforma, como todo buen reto, en algo casi adictivo. Ahí seguiría si no hubiera llegado un entrenador a decirme que no iba a aguantar los hombros al día siguiente -hoy-. Llevaba yo una hora y cuarto pegándole a esa cosa. Hoy fui una vez más y resultó ser una gran opción cardiovascular: cerca de mil calorías en poco más de una hora.
Terminé de leer dos novelas gráficas -comics, si prefieren- bastante buenas: Bone 9 (no, no he leído los ocho anteriores aunque ya está dentro de mis planes) y Black Hole, la historia de un grupo de adolescentes en un pueblo que se contagian de un extraño virus y el desplazamiento que eso les ocasiona... Te atrapan tanto que tuve que parar por unos días mi lectura de The Book Thief. Ahora retomé la lectura de éste último -un bestseller narrado por la muerte durante la Segunda Guerra Mundial bastante ameno- y comenzé la de Maus, otra novela gráfica ganadora del Pulitzer.