- Disculpa, ¿nos conocemos?
- ¿Es una proposición?
- Eeeeh... No. Creo que es más una pregunta.
- No, creo que no nos conocemos pero si fuera una proposición la aceptaría.
Un billete sobre la mesa cubría la deuda del café a medias. La silla quedó vacía, desordenada, como sorprendida.
(No crean que no me doy cuenta del mal intento que es éste por recobrar la inspiración para volver a escribir...)