Ensenada me ha regalado en los últimos tres días dos espectáculos maravillosos (por forever que suene). El miércoles hubo una luna llena enorme y tan brillante que parecía naranja. No sé a qué se debió pero creo que nunca en mi vida había visto una luna tan grande. Ayer, viernes, hubo tanta neblina que parecía que alguien había regado espuma de rasurar sobre el mar. La Isla Todos Santos, que normalmente se ve en el horizonte no tan lejano, sólo asomaba la punta más alta. Por desgracia no tengo fotos de ninguno de los dos fenómenos, creo.
Ahora me dispongo ir a un concierto de Troker en una pizzería llamada Covellis, a la que no he ido y donde dicen que las pizzas son muy buenas. Un buen jazz y una buena pizza... ¿Qué tal? Sólo faltaría un poco de vino pero seguro tienen también pues está en los terrenos de la antigua embotelladora de Santo Tomás. Faltaba más. Por suerte la lacteovegetariana me recordó del concierto, si no lo hubiera olvidado.
Así se escoge a los ganadores del Latin America´s 50 Best Restaurants
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(Este texto se publicó originalmente en Animal Gourmet)El 23 de septiembre
pasado el patio central...
Hace 9 años.