A pesar de mis prejuicios hacia el vino blanco, hoy bebí uno. No cualquier vino blanco, debo aclarar. Eso sí sería casi un pecado (habrá que revisar si no está en la nueva lista de pecados). Se trataba de un Ryzlink rýnský - ledové víno 2005, lo que, traducido a idiomas más familiares, es igual a un Ice Wine proveniente de la República Checa. Ganador de una medalla de plata en no sé qué concurso de la sociedad checa de vinos, este vino dulce bien valió la pena para acompañar unas frambuesas y un helado de fresa... Vinos como éste hacen que los vinos blancos no queden en el olvido.
¡Salud!
Así se escoge a los ganadores del Latin America´s 50 Best Restaurants
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(Este texto se publicó originalmente en Animal Gourmet)El 23 de septiembre
pasado el patio central...
Hace 9 años.