El día de hoy he decidido manifestar mi enojo por algo que, seguramente, todos ustedes han notado y probablemente compartan.
Uno llega jovial, caminando (o haciendo paso feliz), al tianguis, mercado, super, tienda de abarrotes, tienda de conveniencia, etc., etc., etc. Objetivo: fruta.
Aquí viene a colación mi primera molestia. ¿Por qué en este país no se consigue por ningún lado ese tipo de manzana llamado Pink Lady? Es, como su nombre lo indica, una manzana rosa de dulzor inigualable... Mmmmhhh.... Londres, ciudad que no se caracteriza por su amplia variedad en frutas, la dio a conocer a mi persona y provocó cierto amor inmediato.
Ahora, dejando eso de lado... México sí se caracteriza por una inmensa variedad en frutas; pero, todas ellas tienen algo en común. ¡Todas tienen una maldita estampita! ¿Por qué rayos debemos desperdiciar estampitas en cada una de las peras, manzanas, plátanos y papayas que consumimos? Un gasto absurdo de plástico (o cualquiera que sea el material de dichas estampitas) y de tiempo para quitarle la estampita. Uno puede decir: "Bueno, pero recuerdas, inconcientemente, la marca"... ¡Claro que no! Yo, al menos, la despego y la tiro. La próxima vez que vaya a comprar fruta no ire a buscar tal o cual marca, sólo me fijaré si está buena o no.
¿Quién tendría tan brillante idea?
Así se escoge a los ganadores del Latin America´s 50 Best Restaurants
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(Este texto se publicó originalmente en Animal Gourmet)El 23 de septiembre
pasado el patio central...
Hace 9 años.