Ayer fui a tan esperado evento en Bellas Artes. No asistí bajo las mejores condiciones físicas que uno puede imaginar, pero eso es otra historia...
Siendo, muy probablemente, el "máximo recinto" de las artes en México, debo decir que me decepcionó. No recuerdo cuándo fue la última vez que había ido pero, sin duda, esta visita me dejó un sabor de boca enteramente distinto a los anteriores.
En primer lugar, algo que parecería bastante superfluo, el techo y los "vestíbulos" (si se le puede llamar así a un par de pasillos) del último piso parecen haber sido pintados por el mismo equipo de pintores que se encargó de la clínica de salud 522 en Juquitila, Colima. En pocas palabras, nefasta la pintura. Podría ser pasado por alto si no se tratara de Bellas Artes... ¡Por Dios!
En segundo lugar- aunque quizá debí comenzar por ahí- la venta de boletos es digna de un estadio de futbol. Mi hermana compró los boletos poco más de una semana antes y ya no había lugar mas que para la galería, osea el último piso. Uno no encontraría nada de malo en ello si no fuera porque había, ya en el vento, muchos lugares vacíos. Seguramente se trata de boletos que regalan a empresas o instancias gubernamentales que no hacen uso de ellos. ¡Basta de regalar boletos! Boletos baratos y encima los regalan... Ahora me explico el porqué de que no haya mejores producciones.
Tercer lugar: la producción. Ya había yo leído una reseña no muy favorable a ésta opera y, tristemente, confirmé parte de sus críticas. Esta producción fue presentada originalmente en San Luis Potosí o un lugar así durante algún festival hace algún tiempo. Alguien en la dirección de Bellas Artes decidió que no había que traerla intacta, sino que le hizo algunas modificaciones. El escenario parecía de obra de teatro infantil, poco rígida (al grado en que la solista casi se cae al apoyarse en unos pequeños escalones) y con mecanismos de movimiento bastante arcaicos. Algunos de los cantantes no daban para mucho.
Cuarto lugar: la acústica. Hubiera sido excelente si se hubiera tratado de un concierto; pero, al incorporar las voces, éstas se perdían detrás de los instrumentos. Probablemente en otro piso no funcione igual pero en el superior, con el techo a medio metro de tu cabeza, sí. Ni el afamado Fernando de la Mora lucía así...
Quinto: Fernando de la Mora. Es uno de los tenores mexicanos más famosos y no lució en lo más mínimo comparado con la solista invitada cuyo nombre no recuerdo.
Sexto: las butacas. Creo que desde que iba, cuando era pequeño, al cine La Linterna Mágica no encontraba butacas tan incómodas y con tan poco espacio para las piernas. Ya, una remodelación, ¿no?
Ya, son todas mis críticas, creo. El resto no tienen que ver con Bellas Artes si no con el maldito SME que invadió el Zócalo ayer e impidió que entráramos al museo nómada, itinerante o como sea que se llame, al Palacio de Itubride y cualquier otro museo cercano... En fin.
Así se escoge a los ganadores del Latin America´s 50 Best Restaurants
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(Este texto se publicó originalmente en Animal Gourmet)El 23 de septiembre
pasado el patio central...
Hace 9 años.
2 comentarios:
No, pues se ve que estuvo de pelos. Ja.
pues sí, sí estuvo bueno, pero podrían elevar sus estándares de calidá. aunq tú no entenderías de eso de las bellas artes... ja
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