jueves, 8 de mayo de 2008

Es, ahora sí, muy probable que me vaya un par de meses (agosto y septiembre) a Ensenada a tomar un curso de enología. Quisiera irme un año completo al diplomado de la UABC, pero, a menos que consiga un trabajo en una bodega, se ve un poco complicado. Gracias a que mis intenciones parciales de trabajar se vieron frustradas, ahora me veo más cerca que nunca a esta posibilidad. Ya he estado averiguando algunas cosas y buscando algunos departamentos. Es cosa de saber bien el costo del curso y algunos detalles significativos, pero creo que, por lo menos, un par de meses estaré por allá.

Felicidad

Conviene actualizar, al menos cada cinco años, la lista de cosas por las que merece la pena vivir a la que acude Woody Allen en su clásico Manhattan. A efectos prácticos, sin embargo, el plantel de excelencias a que podemos recurrir, inspirados por el director neoyorquino (convertida casi toda su obra en una de esas razones por las que muchos hemos llegado a bastantes otoños), parecería incompleto. En mi caso, no siempre el lieder Beim Schlafengehen, de Richard Straus, interpretado por Kiri Te Kanawa, que ahora mismo suena en mi aparato reproductor (hi-fi, concretamente), sirve para hacer que uno pase un buen rato. Que es, en definitiva, lo que a las siete de la tarde de un día oscuro le pedimos a ese pedazo de mierda con incrustaciones de diamantes que puede ser la vida.

Maruja Torres