jueves, 21 de diciembre de 2006

El León Cordero Lambert

Una de mis caricaturas favoritas de niño. Estas sí eran caricaturas...

Caiga Quien Caiga

Prensa libre
Video de un reportero contra Aznar, Menem y otras personalidades.

Anti-Pinochet

Éste es el video que se transmitía en la campaña contra la elección de Pinochet en el plebiscito de 1988. Pegajosa la canción.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

viernes, 1 de diciembre de 2006

Bellísima

Bellísima
Y si uno de esos ángeles
me estrechara de pronto sobre su corazón,
yo sucumbiría ahogado por su existencia
más poderosa.
Rilke, de nuevo
Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa...
yo podría tolerarla.
Pero su cruel belleza es implacable,
bellísima;
no hay una fronda de reposo
para su hiriente luz
de estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.
De: La zorra enferma

lunes, 13 de noviembre de 2006

Cortazar

Cortazar acostumbraba grabarse a sí mismo leyendo de vez en vez. Aquí dos ejemplos:
Habla sobre su pronunciación y lee Me Caigo y Me Levanto. Continuidad de los Parques leído por él.

Tiempos

...y a la vez, todo se da simultaneamente en este momento que todavía no existe para mi y que es, sin embargo, el momento en que usted escucha estas palabras que yo grabé en el pasado, es decir, en un tiempo que para mi ahora es el futuro. Juegos de la imaginación dirá el señor sensato que nunca falta entre los locos, como si eso fuera a decir algo, como si supieramos lo que es un juego en el fondo y, sobre todo, lo que es la imaginación.
Julio Cortazar

jueves, 9 de noviembre de 2006

Infinito Borgeano

No siempre las imágenes dicen más que mil palabras...
Ensayo Sobre la Densidad de un Infinito Borgeano
Guillermo Ysusi Mendoza

Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta Biblioteca contradictoria, cuyos desiertos verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira.
J. L. Borges: La Biblioteca Total
Sentado en el quinto piso de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires miraba aquello que sus ojos no podían ver. Distinguía justo frente a él la Floralis Genérica que colocarían años después de su muerte. Ese lugar donde permanecía sentado no era el del número 564 de la calle México, sino el de aquella construcción promovida por él que sería terminada sin su supervisión.
Imaginaba los pasajes perdidos (a cambio de los ganados) durante el mes que le había ganado a su nacimiento. Ocho meses y no nueve. ¿Qué habría cambiado? Quizá no conocería a Marechal, a Lugones ni a Arlt. Podría ser Perón. No leería a Whitman, a Stevenson ni a Conrad. Tal vez no sabría del panajedrez de Xul o, por el contrario, lo entendería y hablaría el neo-criollo.
Todo era parte de su laberinto de senderos que, no sólo se bifurcan, sino que se mueven constantemente. Uno puede elegir qué sendero tomar, pero nada le garantiza que el desenlace sea el que se esperaba. El andar de todos los demás visitantes del laberinto afecta su desenvolvimiento. La totalidad de estas variantes, esperadas e inesperadas, se encuentra en la Biblioteca de Babel.
¿Cuántos libros de cuatrocientas diez páginas, cuarenta renglones por página y ochenta caracteres por renglón pueden formarse con los 25 símbolos? 25710000 resulta en un número que ocupa 8 páginas de Word con un formato de tamaño 8 en Arial Narrow. Maple 9 no es capaz de calcular el número real de libros diferentes en la Biblioteca de Babel, que sería igual a 251312000 si no consideramos las letras en el dorso de los libros, de las cuales Borges no aclara el formato. Pero es inútil intentar calcular el volumen exacto de libros. Un billón de libros nos resulta ya inimaginable. ¿Qué tal un cuatrillón? La cifra dista mucho aún de esa magnitud. Carecemos de medidas para compararla y, por lo tanto, no sabemos interpretarla. Dudo incluso que nuestra mente alcance a imaginarla por más juegos y peripecias a las que recurra. Hay cosas que simplemente resultan vanas de estudiar. Podríamos calcular el número de pisos hexagonales con los que cuenta la biblioteca, realizar una aproximación de los pisos que alcanza a recorrer un hombre en su vida, la cantidad de hombres necesarios para recorrerla toda o cualquier otra ocurrencia; pero… de nada serviría.
Borges nos brinda una maravillosa muestra de lo que podríamos hallar; pero, ¿tenemos idea en verdad de lo que ahí se encuentra? Pensemos en un hombre cualquiera. No necesita haber nacido para que su historia sea parte de la biblioteca. Todo pasaje de la vida de todo ser humano que haya vivido, viva o vaya a vivir, está ahí. No sólo seres humanos, sino cualquier ser, conocido o desconocido, existente o inexistente, posible o imposible, tiene lugar. Episodio tras episodio, sin excepción, puede leerse desde cada rincón de su mente y desde todos los puntos de vista de todos los demás observadores, oyentes, soñantes, inventores, escritores… Todas sus historias se contienen entre sí, repitiéndose de maneras iguales y distintas a lo largo de la vida de todos. Todos somos parte de tu vida y tú eres parte de las nuestras. Aquél que no conocerás nunca, ese, es ya parte de tu existencia. ¿Que no tiene sentido? No necesita tenerlo. La historia de cada ser atraviesa los mismos escenarios infinitos.
Existen más de treinta millones de ejemplares facsimilares de cada obra que difieren por un solo error de la obra original. Sumemos los que contienen más imperfectos. Faltan ahí los libros que empiezan a invadir otros libros. Las Flores del Mal comenzarán a adueñarse del espacio del Ulises. Símbolo tras símbolo, renglón tras renglón, página por página compartirán un mismo libro, se entremezclarán de cuantas maneras les sea posible y, por fin, abarcarán todo el ejemplar. Quizá haya sido Ulises quien desterró a Las Flores del Mal. Muchos libros se sumarán para formar libros de múltiples tomos. Todos ellos formarán, simultáneamente, parte de un sinnúmero de obras. Las historias que allí se encuentran van mucho más allá que el número de ejemplares. Todas esas historias podríamos leerlas en español, francés, alemán, arameo, sánscrito, maya o cualquier otra lengua muerta o dialecto perdido, inventado o por inventar.
¿Cómo puede haber un catálogo que contenga a todos los libros? Muchos de ellos no tendrán título, por lo que no pueden agruparse de ese modo. Tampoco puede contener una breve reseña, pues existirían un sinnúmero de catálogos verdaderos. Todos guardan un mismo formato, por lo que un libro de arena tampoco es la solución que buscamos. Únicamente puede ser un catálogo que contenga, completos, a todos los libros. Cada libro es parte del catálogo. Aunque, si todos los libros son el catálogo, ¿qué libros contiene el catálogo si no a sí mismo y, a la vez, no se contiene? Necesitamos entonces dos ejemplares de cada libro: uno como libro y otro como parte del catálogo. Ahora sí, tenemos libros por un lado y catálogo por otro, pero el catálogo sigue sin contenerse a sí mismo. Debe entonces haber una réplica de todos los libros que existen hasta ahora. Hay ya cuatro ejemplares de cada uno. Pero este nuevo catálogo no se contiene a sí mismo. Entramos en la paradoja de Russell, donde un conjunto contiene a todos los conjuntos que no se contienen a sí mismos y por ello debe, mas no puede, contenerse a sí mismo. Es así como la biblioteca limitada se expande al infinito.
Borges, al final del relato, nos dice algo que puede confundirnos: “Yo me atrevo a insinuar esta solución del antiguo problema: La Biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden).” Ya dijimos que los mismos volúmenes se repetirán un número infinito de veces, por lo que es cierto que los mismos volúmenes se repetirán en el mismo desorden puesto que el desorden es uno por más distinto que sea. No existe un desorden distinto a otro pues de ese modo serían dos órdenes diferentes. Un número infinito de libros puede tomar un número infinito de ordenaciones. Borges no dice que sea cíclica, sino que es periódica. A lo largo de la biblioteca encontraremos que un mismo acomodo de libros se repetirá infinito número de veces, mas no a intervalos constantes ni medibles, en especial si los bibliotecarios se encargan de alterar el desorden de vez en vez. Si aseguráramos que la Biblioteca se repetirá cíclicamente en algún punto, estaríamos limitando la potencialidad del infinito.
Al presentarnos una Biblioteca que se obliga a sí misma a crecer infinitamente y colgar espejos de sus paredes, Borges juega, no sólo con las apariencias, sino con los distintos tamaños del infinito, con los distintos alephs.
Se nos olvida que, al ser una biblioteca infinita, la probabilidad de encontrar cualquier libro es computable en cero. Es entonces igual de probable hallar un libro sin sentido (para nosotros) que el Quijote. No tiene caso peregrinar en busca de libros sagrados. Ningún libro es más especial que otro. Todos son producto de la probabilidad. Debemos esperar toparnos, en cambio, con alguno (o algunos, con demasiada suerte) que nos satisfaga y nos guste. Basta encontrar un libro que resalte, desde nuestro punto de vista, sobre los otros que se encuentran a nuestro alcance. Quizá de ahí surja el gusto del mismo Borges por releer un grupo selecto de libros en vez de devorar el catálogo de publicaciones.
Sueños (de) mortales.
El último video sobreviviente de Borges.

viernes, 20 de octubre de 2006

No sólo de letras vive el hombre.
Uno de los más grandes.

miércoles, 18 de octubre de 2006

La falsa inocencia de Arthur Rimbaud NUIT DE L'ENFER (Passage)
J'ai avalé une fameuse gorgée de poison. - Trois fois béni soit le conseil qui m'est arrivé ! - Les entrailles me brûlent. La violence du venin tord mes membres, me rend difforme, me terrasse. Je meurs de soif, j'étouffe, je ne puis crier. C'est l'enfer, l'éternelle peine ! Voyez comme le feu se relève ! Je brûle comme il faut. Va, démon !
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Les hallucinations sont innombrables. C'est bien ce que j'ai toujours eu : plus de foi en l'histoire, l'oubli des principes. Je m'en tairai : poètes et visionnaires seraient jaloux. Je suis mille fois le plus riche, soyons avare comme la mer.
NOCHE DEL INFIERNO (Fragmento)
He engullido un estupendo trago de veneno. -¡Sea tres veces bendito el consejo que me ha llegado!- Las entrañas me arden. La violencia del veneno retuerce mis miembros, me vuelve deforme, me abate. Muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, el castigo eterno! ¡Ved cómo el fuego vuelve a levantarse! Ardo como es debido. ¡Vamos demonio!
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Las alucinaciones son innumerables. Es lo que siempre he tenido: no más fé en la historia, el olvido de los principios. Me callaré: poetas y visionarios tendrían envidia. Soy mil veces el más rico, seamos avaros como el mar.
Aquellos interesados en su carta astral den click aquí.
Charles Baudelaire
ENIVREZ-VOUS
Il faut être toujours ivre. Tout est là: c'est l'unique question. Pour ne pas sentir l'horrible fardeau du Temps qui brise vos épaules et vous penche vers la terre, il faut vous enivrer sans trêve. Mais de quoi? De vin, de poésie ou de vertu, à votre guise. Mais enivrez-vous. Et si quelquefois, sur les marches d'un palais, sur l'herbe verte d'un fossé, dans la solitude morne de votre chambre, vous vous réveillez, l'ivresse déjà diminuée ou disparue, demandez au vent, à la vague, à l'étoile, à l'oiseau, à l'horloge, à tout ce qui fuit, à tout ce qui gémit, à tout ce qui roule, à tout ce qui chante, à tout ce qui parle, demandez quelle heure il est; et le vent, la vague, l'étoile, l'oiseau, l'horloge, vous répondront: «Il est l'heure de s'enivrer! Pour n'être pas les esclaves martyrisés du Temps, enivrez-vous; enivrez-vous sans cesse! De vin, de poésie ou de vertu, à votre guise!»
EMBRIÁGUENSE
Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense. Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán: “¡Es hora de embriagarse! Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, ¡embriáguense, embriáguense sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Aquellos interesados en su carta astral den click aquí.

martes, 17 de octubre de 2006

Gigantismo intelectual.
Una humildad más creible narra la historia de su afición literaria al escribir El Libro de Manuel.
Una dulce mirada esconde el ardor de la mente.
Borges se presenta y presenta, con su falsa humildad, la tarea del arte.
Bienvenidos a éste su blog, lapidado bajo lenguajes binarios y secuestrado por una imaginación ausente por largo tiempo. Ahora, asistiendose de seres demoníacos, busca surgir de una vez por todas.
Locos y genios se hallarán aquí. Hombres embriagados se darán cita para buscar rescatar al mundo de sus infiernos, para censurar los actos cobardes de quienes a ellos evaden. Tiempo y espacio no caben en este sueño colectivo.