domingo, 21 de septiembre de 2008

Anoche hubo una gran fiesta. No se trataba de una fiesta como tal pero estaba implícito que así sería. Manzanilla, quizá el restaurante más emblemático de Ensenada y punto de reunión del círculo gastro-enológico, abrió sus puertas por última vez en su actual locación. Después de casi nueve años en ese lugar decidieron mudarse. Tres semanas aproximadamente no habrá Manzanilla en Ensenada. No se congregó una cantidad de gente mayor a lo normal, pero eran puros amigos (y yo, ja) quienes ahí estaban. Una noche un tanto nostálgica no parecía diferenciarse de cualquier otra noche, hasta que llegó un trío norteño a ambientar el lugar, los rollos de papel de baño empezaron a volar y las fotos aparecieron por todos lados.

Alrededor de las 4 a.m. tuvimos que llevar a un amigo, quien trabaja en la barra del Manzanilla, a su casa en calidad de bulto. Aún quedaban algunas personas. Vaya usté a saber a qué hora terminó el festejo. Una noche especial.