domingo, 13 de julio de 2008

Miscelanea

Hoy fue un buen día. Hace mucho no salía a lugares nuevos y hoy fui a un par de ellos.

Primero fui a City Market, allá en Interlomas. Pretendía ir esta semana pero, al ver que estaba más lejos de lo que creía, preferí ir en domingo. Una gran decepción, debo decir. El único supermercado gourmet del área metropolitana es, simple y sencillamente, un super bonito, bien arreglado y con un par de cosas gourmet. Entre pastas de dientes y cereales puede uno encontrar latas de centolla, langostas vivas, cervezas importadas (nada bueno) y un par de cosas más. ¡En qué baja estima tenemos este tipo de productos en esta ciudad si este es el supermercado más lujoso de México! Gourmet no es sinónimo de caro. Uno va a un supermercado de este tipo en Estados Unidos o Inglaterra y, sin duda habrá cosas caras y lujosas, pero encontrará un sinnúmero de cosas de calidad que se antojan pasillo a pasillo aunque no tengan gran sofisticación. Mantequilla de cacahuate ultracremosa, 85% menos grasa, con chocolate, de cacahuate africano, de cacahuate con cáscara, orgánica, sin químicos, untable, bebible, con queso... estoy exagerando evidentemente, pero la variedad de productos de este tipo es lo más común. Aquí sólo podemos encontrar tres tipos distintos de mantequilla de cacahuate de una misma marca.

¿Qué diferencia tiene ir a una tienda gourmet y a un supermercado gourmet? Pues únicamente que en City Market uno encuentra las cosas de uso común y los productos gourmet en un mismo lugar. Conveniente, mas no convincente. Si estuviera más cerca podría valer la pena; yendo hasta Interlomas, no. Me dijeron que abrirán uno cerca de la del Valle. Si esto es así, les recomiendo visitarlo, aunque eso será hasta de varios meses que terminen de construirlo... Mientras tanto, no se pierden de mucho. El mercado de San Juan y las pequeñas tiendas gourmet están igual o mejor surtidas. Habrá que recorrer varios lugares para encontrar lo necesario, pero se encontrará.

Después fui a comer con una amiga tapatía a un lugar llamado Kaczka, en la Condesa. Como su nombre lo indica (kaczka quiere decir pato en polaco), la especialidad es el pato. Tacos de pato, paté de pato, ensalada de pato y pato preparado de doce maneras distintas ocupan la mitad del menú. Yo tomé una sopa de setas secas y el gulasz de pato. Muy ricas ambas sendas dos cosas. De postre una nieve de Roxy... No podía faltar. Los del lugar flaquean un poco.

Finalmente fui a un lugar, no nuevo pero al que no iba hace mucho: el Conejo Blanco. Encontré un libro de Alfonso Reyes que había buscado en varios lugares sin éxito.

Regresé a mi casa con la satisfacción y la tranquilidad (a pesar del largo trayecto, el calor que derritió un chocolate en mi asiento y el tráfico en Reforma) que no me invadía hace muchos domingos.