domingo, 28 de septiembre de 2008

1 año

Estoy seguro que a mi padre le hubiera encantado estar por acá, en este mundo gastro-enológico. Probablemente no le hubiera parecido la idea de que yo estuviera acá y, por lo tanto, yo no estaría acá pero, paradójicamente, le hubiera hecho muy feliz estar en mi lugar.

Más que dolor hay un vacío. Uno no va comentándolo por el mundo tanto porque no se trata de un escudo como porque puede incomodarle más a quien escucha que a uno que lo cuenta, por eso acá casi nadie lo sabe. Ayer, bajo esas circunstancias, me sentí especialmente solo por momentos, aunque ese desconocimiento ayudó a que el día transcuyera como cualquier otro.

Un abrazo a él y a todos ustedes que han estado ahí siempre.

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