domingo, 17 de junio de 2007

ocho

Éste es, en teoría, un juego. Digo "en teoría" pues me parece que hablar de uno mismo es cosa peligrosa. A pesar de ese riesgo, decidí intentar "jugar". He aquí mis, buenos o malos, ocho puntos descriptivos.


1. Me encantan aquellos placeres de la vida que requieren, no necesaria pero sí aconsejablemente, mayor estudio para su conocimiento y disfrute. Entiéndase por ello la cocina, los puros, el café y, especialmente, el vino. Esto me lleva a particularizar un segundo punto.

2. De un tiempo relativamente reciente a la fecha, por causas casi meramente aleatorias, he desarrollado una fascinación por el vino (tinto especialmente) que me ha llevado a pensar, más seriamente de lo que cualquiera de ustedes pueda suponer, en ir en un futuro cercano (terminando el ITAM sería una buena oportunidad) a Baja California a estudiar enología y a establecer, en un futuro no tan inmediato, unos viñedos y, obvia y consecuentemente, a fabricar vinos.

3. Me aburro rápidamente de lo que hago. Quizá por inquietud, quizá por mera desidia, no duro mucho tiempo en una misma cosa. Son pocas las cosas que me apasionan perpetuamente. ¿Signo de dinamismo y evolución o de simple inconstancia? Aún no lo sé, aunque me gusta pensar que es evolución. Incluso un libro, si siento que no estoy avanzando o que no está llegando a ningún lado, me aburre rápidamente.

4. Me siento, con relativa frecuencia, atrapado en un mundo que me desespera. Quizá me desespere mi familia por mero temor a terminar pareciéndome a ellos más de lo que quisiera: bromas malas y repetidas, pláticas sin sentido (esas ya las padecen quienes intentan hablar conmigo), comentarios absurdos, anécdotas conocidas contadas una y otra vez, ...

5. Me "hago pendejo", como me dijo alguien a quien quiero mucho hace poco. Me doy cuenta de más cosas de las que la gente cree, incluso cuando pretenden "pendejearme", pero me da exactamente igual. Sé que debo hacer cosas que no hago y pienso cosas que no digo. Una coraza de "excesiva bondad" me hace decir lo que los demás esperan escuchar. Espero, en verdad, cambiarlo pronto; aunque las consecuencias pueden ser muy negativas y me asusta.

6. Soy, básicamente, un miedoso. Es fácil confundirlo con hueva y con bondad; pero, aunque algunas veces se trata, efectivamente, de lo anterior, suelo evitar los conflictos por temor. ¿Temor a qué? A cualquier cosa. Al mero conflicto. A mi complejo de inferioridad-superioridad.

7. Soy un chillón. Muchos, probablemente, no me han visto llorar; pero, quienes me conocen de cerca y a profundidad, me ven berrear por cualquier cosa. Por suerte, creo, eso ha cambiado un poco últimamente.

8. (Para reducir la tensión en el ambiente) Me encanta la sopa de coditos con crema, mayonesa, cebolla, pimienta y jamón. Le he encontrado un gusto excesivo a mi licuado (originalmente parte de mi dieta, pero quizá haya llegado para quedarse) de pera, avena, miel y agua.


Isabel Zapata Morales ha acaparado a la mayoría de los lectores de mi blog que cuentan con un blog propio. Por ello encomiento a Carlos Martínez y a Nuria Valenzuela para continuar con esto y a cualquier lector esporádico que guste hacerlo.

NOTA: He titulado esta nota con el mismo nombre que le dio IZ como un tributo a su texto y por darle continuidad a todo esto.

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